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La casta de los banqueros – ¿Los mejores talentos? (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

Sinvergüenzas y bonus millonarios. Cara, yo gano. Cruz,
usted pierde. Con estos mismos talentos ¿qué
pasará el día después?

Obama en las alturas: "El principio del fin" (sic) ¿El
fin de qué? ¿De la era de los excesos?

Ya lo dijo León Felipe: "La vida del hombre la
mecen los cuentos, y los
gritos de angustia los ahogan los cuentos.".

Nacionalización o bancarrota

Al momento de escribir este apartado (1/3/09), tenemos el
siguiente "estado de
situación":

El control estatal
sobre la banca se abre
paso, como salida a la crisis. En
medio de la crisis financiera más acusada desde la Gran
Depresión y con el sistema bancario
al borde del precipicio, irrumpe un nuevo fantasma
semántico: la nacionalización bancaria. Palabras
mayores. Tras unos años con el péndulo justo en el
lado contrario, a derecha e izquierda se abre paso la creencia de
que nadie tiene una idea mejor para acabar con la pesadilla de la
banca. Y los Gobiernos ya se han puesto manos a la obra.

Todas las crisis bancarias se solucionan de la misma forma:
gastando. Pero las multimillonarias ayudas públicas de los
últimos 20 meses no son suficientes. En los países
anglosajones, que hicieron dogma de fe del libre mercado, la banca
sigue caminando sobre el alambre. En Europa
occidental, con Alemania a la
cabeza, sucede algo parecido. Y las finanzas son
el aparato
circulatorio de la economía: si se hunden, la economía
se colapsa. No es posible salir de la recesión mundial sin
solucionar la crisis financiera.

El descalabro está haciendo saltar por los aires uno de
esos anatemas: la idea de que la formidable intervención
del sector
público en la banca necesita una vuelta de tuerca
adicional no hace sino ganar peso. La nacionalización
-parcial o temporal, pero nacionalización al cabo-
está cada vez más cerca, y hay expertos que
aseguran que ya se ha producido. Al menos en parte. Los casos de
Citigroup y Royal Bank of Scotland son los más sonados.
"Es algo sencillamente increíble, y a la vez sencillamente
inevitable", resume desde Baltimore (EEUU) la economista Carmen
S. Reinhart.

"Se trata de un shock para la mentalidad americana, que asocia
la nacionalización prácticamente al bolchevismo en
un país en el que la iniciativa privada está en el
ADN de los
políticos, sean del color que sean, y
de la gente, desde los que trabajan en los rascacielos de Wall
Street a los que cuidan de los maizales en Iowa", afirma
Ángel Cabrera, economista español
que dirige una de las grandes escuelas de negocios
norteamericanas, Thunderbird. "A muchos una
nacionalización puede provocarles escalofríos, pero
no hay una propuesta mejor para salir del pozo", apostilla.

Las crisis suelen engendrar paradojas. En EEUU, los
republicanos son quienes mejor aceptan la nacionalización.
En un ejercicio de pragmatismo,
el ex presidente del banco central
Alan Greenspan, el sumo sacerdote de la liberalización
financiera de los últimos años, se manifiesta
abiertamente a favor. La
Administración de Obama, en cambio, es
más remisa, y la nacionalización ha sido incluso
descartada esta semana por las dos grandes figuras del equipo
económico de Obama: Ben Bernanke, presidente de la Reserva
Federal, y Tim Geithner, secretario del Tesoro, han rechazado esa
vía ante el nerviosismo bursátil. "Obama sigue
poniendo parches sin dar el paso definitivo", asegura Reinhart.
"Pero una u otra forma de nacionalización es inevitable.
Esperar a que el propio mercado solucione el problema es una
locura", añade.

Pese a las reticencias ideológicas, con todo el dinero
empleado en los últimos 20 meses parte de la banca
está ya nacionalizada de hecho. Aunque no de derecho. EEUU
controla directamente el 36% de Citigroup, que hace unos
años era el mayor banco del mundo y ahora está
ahogado por los activos
tóxicos. Citi ha recibido en apenas cinco meses tres
rescates públicos, y Wall Street lo considera ya
parcialmente nacionalizado. Con Bank of America ocurre lo mismo.
La Administración de Obama se resiste a
hacerlo a las claras: usa acciones sin
derecho a voto y obliga a buscar accionistas privados para que la
cotización bursátil no se diluya.

Pero ése es el camino: EEUU ha iniciado ya pruebas de
estrés al
sistema
financiero para identificar a los bancos con
problemas. En
caso de que necesiten más capital -y
todo parece indicarlo así-, el Estado se
lo facilitará a cambio de acciones. En Irlanda la
nacionalización de algunas entidades ya es total. El Reino
Unido ha subido la apuesta con una operación escoba para
quedarse con la gran mayoría de los activos tóxicos
de Royal Bank of Scotland, y podría hacer lo mismo con
Lloyd's. Los expertos consideran que ambas entidades están
al borde de la nacionalización. Alemania ha aprobado una
ley para
poder incluso
expropiar bancos si es necesario. Y así ad
infínitum.

"Lo peor es la incertidumbre, que los mercados no sepan
si se va a producir o no. Pero al paso que vamos, la
nacionalización -o como quiera llamarse- es sólo
cuestión de tiempo, a no
ser que queramos una década perdida, como en Japón",
asegura el viernes el economista Charles Wyplosz. "La
única manera de acabar con la tormenta es que los
Gobiernos entren en los bancos, los limpien de una vez de la
basura
tóxica y los pongan a funcionar, como hizo Suecia en los
años noventa", asegura este experto.

Aun así, las dudas son enormes. Por una parte, los
accionistas pueden ver cómo su dinero se
esfuma (y la Bolsa lleva ya un año y medio desastroso).
Por otra, la factura puede
ser altísima y dejar un déficit público
inmanejable. Además, no está claro que los
burócratas sepan llevar las riendas de los bancos. En
Suecia, el saneamiento costó cuatro largos años, y
no había un cataclismo financiero global.

El mayor problema son los activos tóxicos. "Los
Gobiernos deben ponerles precio: si es
demasiado bajo quiebran entidades, y si es alto la factura de los
contribuyentes se dispara. Es un difícil problema de
redistribución. Pero es la labor de los políticos,
para eso les pagan", dice Wyplosz.

La crónica negra de lo que ha ocurrido en la banca en
los últimos años podría resumirse
así: "Al principio los bancos sabían lo que
vendían, y los clientes lo que
compraban. Después pasamos a una fase en la que los bancos
sabían lo que vendían pero los clientes no
sabían lo que compraban. Y desde hace tiempo ni los bancos
ni los clientes tienen idea de nada". Ahora les llega el turno de
comprar a los Gobiernos. Habrá que ver si saben lo que
hacen.

Francia. Dos tandas de ayudas desde París

El Gobierno de
Sarkozy ordenó la primera inyección a los bancos
franceses en diciembre de 2008: 10.500 millones que se
repartieron Crédit Agricole, BNP Paribas,
Société Générale, Crédit
Mutuel, Caisse d'Épargne y Banques Populaires. No fue
suficiente. A mediados de enero, anunció una segunda tanda
de ayudas, pero esta vez con duras condiciones y contrapartidas:
los directivos deben renunciar a los bonus. Esta misma semana, la
fusión
entre Banques Populaires y Caisse d'Épargne ha venido
auxiliada con una inyección de 5.000 millones por parte
del Estado francés, que nombrará a varios
ejecutivos en la cúpula del banco, entre ellos al
presidente de la entidad fusionada: François Pérol,
uno de los hombres de confianza de Sarkozy y hasta ahora con un
cargo en el Elíseo.

Alemania. De la negativa a una ley de expropiación

Aún en diciembre de 2008, el Gobierno alemán era
reacio a nacionalizar bancos. Berlín aludía a los
pésimos resultados de los bancos públicos
regionales, la mayoría de ellos tan afectados por la
crisis y la mala gestión
como la banca privada. Sin embargo, Alemania se hizo en enero con
el 25% del Commerzbank, el segundo banco del país. En
febrero, el Gobierno aprobó una ley que permitirá
no sólo nacionalizar bancos, sino expropiar a los
accionistas de aquellos institutos que dependen del dinero
público para subsistir. La ley se redactó para
atajar los continuos problemas del Hypo Real Estate, donde el
Gobierno ha inyectado 87.000 millones para evitar la quiebra. El
Gobierno justifica las intervenciones como "necesarias" para
mantener a flote la banca y evitar la pérdida de las
millonarias ayudas públicas.

Reino Unido. Control público a regañadientes

El Reino Unido está siendo uno de los países
más activos en la intervención del Estado para
salvar los bancos. Pero el Ejecutivo no quiere ni oír
hablar de nacionalización: se ve forzado a reforzar el
capital de los bancos, pero el control de las entidades no es un
objetivo
político. El Gobierno de Gordon Brown protagonizó
la primera nacionalización, en el caso de Northern
Rock. Y ha
seguido siendo muy activo en los casos de Royal Bank of Scotland
-esta misma semana ha asegurado 365.000 millones de euros en
activos tóxicos- y de HBOS, que fusionó con
Lloyd's. En ambos casos posee un buen porcentaje del capital y
los expertos consideran que esos dos bancos están al borde
de la nacionalización. Pero el Ejecutivo asegura que tarde
o temprano esas entidades volverán al sector privado.

Estados Unidos. Republicanos a favor, demócratas en
contra

El intervencionismo público en la economía ha
sido una constante en EEUU desde el estallido de la crisis
financiera, con la Administración de Bush y con Barack Obama.
Pese a que los expertos -encabezados por los premios Nobel
Joseph
Stiglitz y Paul Krugman- recomiendan ahora la
nacionalización parcial y temporal de las grandes
entidades con problemas, Washington se resiste a esa posibilidad.
Varios congresistas y senadores republicanos se han manifestado a
favor del control del Estado en la banca. Pero el Gobierno sigue
con su hoja de ruta: aplicar planes de estrés a las
grandes entidades para observar sus necesidades de capital,
mientras estudia una solución para Citigroup (donde
controla ya el 36%) y Bank of America, a un paso de la
nacionalización.

El ocaso y la herencia: En el
mundo financiero son estatizados los que claman por ser
estatizados, porque la opción que les queda es la
desaparición. Hay acciones de los bancos que "valen" menos
que un periódico
(Citigroup US$ 1,20) o que una cajetilla de tabaco (Bank of
America US$ 3,63).

Una dura prueba de
resistencia (Stressed)

Los reguladores financieros estadounidenses parecen estar
emprendiendo lo imposible. En sólo dos meses esperan poder
comprobar los balances contables de los 19 bancos más
grandes del país para ver cómo resistirá su
capital si la economía se deteriora más.

Quienes conocen este tipo de pruebas de resistencia
afirman que reunir datos y elaborar
modelos para
proyectos de
esta escala
podría llevar un año o más.
¿Cómo entonces conseguirá el Estado realizar
esta hazaña con tanta rapidez? Basándose en las
previsiones de los bancos. Es casi como dejar que el corredor
sostenga el cronómetro.

Ciertamente, los reguladores inspeccionarán las
previsiones y los banqueros serían poco listos si
maquillasen descaradamente las cifras. Pero tendrán cierto
incentivo para hacerlo un poco por los bordes.

Después de todo, los bancos que suspendan la prueba de
resistencia se verán obligados a obtener capital en los
mercados o a aceptar inversión preferente convertible del
Estado, que exigirá un dividendo del 9%. La primera no es
una opción al alcance de la mayoría de los bancos,
y desde luego no para los que suspendan la prueba. Esto
último comporta todo tipo de injerencia estatal.

Tasar activos complejos y prever su comportamiento
en una variedad de condiciones de mercado es precisamente lo que
los banqueros no hicieron bien en estos últimos
años. Y el valor de gran
parte de sus activos -los que los contables denominan de Nivel 2
y especialmente los de Nivel 3- está sujeto a interpretación.

Lógicamente, los reguladores pueden contrastar entre
sí las valoraciones que los bancos hacen de diferentes
activos para ver si en general son congruentes. Pero
tendrán que confiar mayoritariamente en los
cálculos que los banqueros hagan sobre activos
ilíquidos y únicos, como el capital riesgo.

Bancos con problemas como Citigroup y Bank of America parecen
destinados a suspender la prueba; de hecho, para que la administración
pública obtenga alguna credibilidad, probablemente
necesitarán hacerlo. Otros, como JPMorgan, deberían
superar el obstáculo con facilidad. Pero los intermedios
podrían estar terriblemente tentados de engañar al
menos un poquito a los reguladores.

Fariseos y puritanos:
cuentos y
cuentas (Juego de números)

Por más cuentas que hago
no me cuadra la liquidación…

El primer plan de rescate a
los bancos con dinero de los contribuyentes, aprobado por el
congreso de USA, costará la indimensionable cifra de
700.000 millones de dólares, más los 500.000
millones, que ya se le había entregado a la banca,
más los miles de millones que entregaron los gobiernos de
Europa a los bancos en crisis en ese continente.

Pero para tratar de dimensionar, sólo en algo, las
cifras involucradas, se puede realizar el siguiente cálculo:

El planeta tiene 6.700 millones de habitantes; si se dividen
"sólo" los 700.000 millones de dólares entre los
6.700 millones de personas que habitan el planeta, equivale a
sacarle 104 dólares a cada uno.

Según los últimos números de Nouriel
Roubini (2/3/09): "Entre garantías, respaldo de liquidez y
capitalización, el gobierno estadounidense ha entregado
entre US$7 billones y US$9 billones (millones de millones) para
ayudar al sistema financiero. De hecho, el gobierno ya controla
una buena porción del sistema bancario".

De ser así, ya estaríamos por los 104.000
ó 143.000 dólares per cápita. Pecata
Minuta.

Parece que realmente hay un pequeño problema en la
distribución de la riqueza.

Según los políticos, la mayor amenaza para la
seguridad mundial
ya no es el terrorismo,
sino la inestabilidad provocada por la crisis. ¿Qué
ha hecho Obama para lidiar con la amenaza?

Rodearse de gente que contribuyó a crear esta crisis,
como Timothy Geithner, Laurence Summers, los banqueros, y
encontrar una fórmula para rescatar el sistema que ellos
dominan y controlan. Todos los millones que Occidente está
volcando para salvar sus instituciones
financieras no sirven de nada frente a una crisis mucho mayor:
hay mil millones de personas al borde de la muerte por
inanición. Ésa es la crisis verdaderamente grave, y
ese dinero no hace nada por ellos.

Lo que más me sorprende, además, es que los
analistas y "grandes bonetes" nunca mencionen que todas las
medidas que ha tomado Obama son exactamente las contrarias que el
Banco Mundial
y el Fondo Monetario
Internacional (FMI) recomiendan
a los países pobres para salir de sus crisis.

Los "exageradores" de las tendencias iniciadas, continuando
con la miopía de la crisis, promueven un "sistema bancario
en las sombras". Eufemismo "a la page": "alivio cuantitativo".
Evidencia: "la caja negra". ¿Otro falso final de la
exuberancia irracional?

Inestabilidad tiene un significado técnico:
subordinación a EEUU. Los nietos de nuestros nietos -vivan
donde vivan- continuarán pagando esta "deuda eterna".

A la espera de disturbios sociales.

SuperObama y la
"compaña". contra los banqueros (¿Could they do
it?)

(De aquí en adelante, el subrayado de los
artículos periodísticos es mío. Su objetivo
es destacar los párrafos fundamentales o facilitar al
lector -en su caso- una lectura
más rápida)

– Reinventado Wall Street: Obama tiene que cambiar las reglas
del juego si
quiere que vuelva a funcionar (El Confidencial –
21/1/09)

(Por María Igartua)

Ahora empieza lo bueno, al menos eso dicen. A partir de esta
tarde, Estados Unidos
tendrá nuevo presidente y en esta ocasión la
investidura del cuadragésimo cuarto ocupante del Despacho
Oval genera una expectación especial dada la profunda
crisis económica y financiera por la que atraviesa el
país. Barack Obama viene con su "yes we can" bajo el brazo
y el optimismo se respira en cada rincón del territorio.
Lo que está por ver es si, finalmente, es capaz de
devolver a los mercados la confianza por la que apostaban los
analistas el mismo día de su elección el pasado 4
de noviembre.

El día de los comicios presidenciales que
pasarán a la historia, Wall Street hizo
un paréntesis tras los fuertes recortes registrados
días antes y descontó la victoria de Obama antes de
que se cerraran los colegios electorales. En esa sesión
firmó la mayor subida durante una jornada electoral de los
últimos 24 años gracias a los bancos y al sector
energético. Los analistas veían en el cambio el
revulsivo necesario para devolver la confianza a los inversores,
un intangible crucial para el buen funcionamiento de los mercados
financieros, algo que el nuevo presidente parecía
irradiar por los cuatro costados.

Sin embargo, tres meses después de aquel día, la
situación sigue prácticamente igual. Wall Street no
continuó con la esperada remontada. No obstante,
noviembre, diciembre y enero podrían considerarse un
bypass. Irradiar optimismo no es suficiente mientras no se pongan
medidas sobre la mesa, con lo cual desde mañana comienza
la verdadera batalla del nuevo gobierno por sacar a Estados
Unidos del atolladero.

"Obama es la esperanza. Se han puesto sobre la mesa todas las
medidas para salir del círculo vicioso" ha explicado a
Cotizalia.com Jesús Sánchez-Quiñones. Ahora
hay que ponerlas en marcha aunque "también es importante
el cambio de mentalidad, de confianza, que puede traer este
hombre".

Se acabó la era de los bancos y llegó la de la
regulación

Aunque los cambios son muchos y las propuestas del equipo de
Obama alcanzan a todos los ámbitos de la economía,
Wall Street es un foco de interés
importante. No basta el "cuando se solucione el resto el mercado
se solucionará". Lo cierto es que el parqué
neoyorquino necesita un giro de 180º. Obama va a tener que
reinventar Wall Street tras dos siglos de historia.

En primer lugar, la bolsa de Nueva York, con todos los agentes
que intervienen en sus operaciones, va a
tener que conseguir mostrar una ética
más sólida y acabar con los conflictos que
existen entre los ratings de las agencias de calificación
y los encargados de garantizar la seguridad de las inversiones,
que son la base del sistema. De hecho, parte de la culpa de la
crisis crediticia viene provocada por estas agencias que
calificaron con triple A sin ver el peligro que suponían
esos bonos.

Además, la mentalidad propia de Wall Street, vigente
desde la reforma de Franklin Roosevelt en los años
´30, de ensalzar a los bancos por encima del bien o del
mal, tiene que dar paso a la contratación de reguladores
especializados que se ocupen, precisamente, de evitar que esos
bancos se metan en problemas, como ha ocurrido en la crisis
actual, donde los gigantes de Wall Street, tal y como se
conocían, han pasado a mejor vida.

A esto hay que hay que sumar un cambio legislativo destinado a
proteger a los inversores en fondos y hedge funds para evitar que
se vuelva a producir un caso como el del Bernard Madoff. Acabar
con el todo vale y limpiar la reputación de los mercados
tan dañada por la crisis.

En definitiva, la confianza no llega con el mero hecho de un
cambio en el poder, la confianza se consigue demostrando que ese
cambio es posible y Barack Obama va a tener que luchar por
reformar profundamente los mercados si quiere que la
máquina vuelva a funcionar de nuevo.

– Wall Street no será la misma después de Obama:
tiene la oportunidad de rehacer el mercado (El Economista –
21/1/09)

(Por Ainhoa Giménez)

Bueno, pues Barack Obama ya es oficialmente presidente de
EEUU, por si no se habían enterado. Más allá
del batacazo con el que le recibió la Bolsa de Nueva York
para recordarle que se enfrenta a la peor crisis económica
y financiera desde la Gran Depresión, Wall Street se
enfrenta a enormes desafíos durante su mandato.

Ningún presidente de la era moderna desde Franklin
Delano Roosevelt ha tenido una oportunidad como ésta de
rehacer prácticamente todos los elementos del mercado.

En efecto, Obama y su equipo tienen el poder absoluto para
decidir quién vive y quién muere (como Bear Stearns
y Lehman Brothers), así como las reglas que deberán
cumplir los supervivientes. La reforma de Roosevelt ha durado
casi 70 años. "Si la nueva administración, con la
ayuda de Wall Street, puede construir algo que dure la mitad,
creo que sería un gran éxito",
opina David Weidner en MarketWatch.

Habrá errores, claro. Algunos ya se han cometido:
Weidner señala que un presidente que promete el cambio no
puede montar un equipo con algunas de las caras más
agotadas de Washington. Pero lo importante es el futuro, y
ahí es importante la teoría
de Kennedy de que la responsabilidad del poder no se limita al Despacho
Oval, sino que también reside en las empresas.

Eso significa que Wall Street tiene que afrontar una
regeneración ética, por ejemplo, eliminando los
conflictos entre las agencias de rating y los emisores de
valores que
son los cimientos del sistema. Con un sistema que no prime los
buenos tiempos sobre los malos, es decir, las tendencias alcistas
sobre las bajistas. "El mercado necesita un giro de 180 grados
respecto a un modelo que
incentiva a los bancos a contratar antiguos reguladores de Wall
Street con el único propósito de no tener problemas
regulatorios, hacia una estructura que
recompense a los bancos por obedecer las normas y ayudar a
los reguladores", opina este columnista.

Ahí entrarían los hedge funds, que
deberían aceptar que los reguladores supervisen los
riesgos no
para los fondos en sí, sino para el conjunto del sistema.
"Deben crearse nuevas leyes para
proteger a los inversores en esos vehículos privados y el
sector debe darles la bienvenida porque repararán su
dañada reputación".

Otro asunto capital es el de las retribuciones, donde ya
empezamos a ver novedades. Hay nuevos bonus que se anulan -puede
hacerse porque se mantienen en depósito o
devolviéndose después de cobrados- si los
beneficios de ayer se convierten en pérdidas hoy. Otros
bancos están entregando a sus ejecutivos esos valores
invendibles (tóxicos) que ellos mismos consideraron
apropiados para los fondos de pensiones o para otros clientes.
Ahora serán para ellos mismos. De momento, estas ideas se
han aplicado sólo en Suiza, y habrá que ver si EEUU
es capaz de adoptarlas.

Cambiar los reguladores

Pero las reformas no terminan en Wall Street. La estructura de
los reguladores de Washington ha demostrado ser un desastre,
así que hace falta cambiarla. Y no se trata sólo de
la estructura: hacen falta personas honradas que la manejen. A
juicio de Weidner, eso significa que ni Timothy Geithner puede
ser secretario del Tesoro ni Mary Schapiro presidenta de la SEC,
hasta que no cumplan sus obligaciones
tributarias, incluyendo las multas. Además, la SEC que
apoyar a su personal, que
muchas veces ha visto bloqueadas sus investigaciones,
y mantenerse al margen de las presiones del poder que libraron a
Madoff de una investigación en serio.

Asimismo, este articulista opina que la protección del
inversor debe recaer en Washington, que tiene que asumir los
poderes de la Financial Industry Regulatory Authority, una
entidad de autorregulación del sector y que debe ser
pagada por la propia industria
cuando pase a manos públicas.

Y falta lo más importante: "Si vamos a dar dinero a los
bancos, deberíamos gestionarlos en nuestro propio
beneficio. Y si los gestores actuales se oponen,
deberíamos echarlos. Como gestores, nosotros no
podríamos hacerlo peor". Weidner va más allá
y lanza una propuesta temeraria: "Si hay que rescatar a los
bancos, ningún ciudadano americano debería ser
llevado a la quiebra por un banco".

– Obama arremete duramente contra Wall Street
(Expansión – 30/1/09)

Les acusa de malgastar el dinero concedido por el Gobierno
para ayudas empresariales.

En una declaración de una dureza sin precedentes
escuchada de boca del presidente de Estados Unidos contra los
banqueros de Wall Street, Barack Obama llamó ayer
"sinvergüenzas" a los ejecutivos de las firmas financieras
que se han vuelto a repartir millonarias primas después de
que sus empresas recibieran enormes cantidades de fondos
públicos para su salvación.

"Es el colmo de la irresponsabilidad. Es vergonzoso",
afirmó con rotundidad el recién llegado a la Casa
Blanca. Obama ha dado ordenas a su Secretario del Tesoro, Timothy
Geithner, para que transmita esas opiniones a los empresarios en
reuniones cara a cara.

El Jefe de Estado estadounidense ha asegurado que "ahora no es
el momento" para que los directivos de Wall Street se apunten
esas bonificaciones en plena crisis financiera y recesión
económica. "El pueblo estadounidense entiende que estamos
en un gran agujero del que tenemos que salir, pero no le gusta la
idea de que haya gente que está cavando un agujero
más grande", ha advertido Obama.

El demócrata ha repartido responsabilidades ante el
momento histórico al asegurar que "todos nosotros vamos a
tener responsabilidades para conseguir que esta economía
se ponga de nuevo en marcha". Obama ha manifestado que la
intención de su Administración será realizar
un gran esfuerzo por salir del bache y regresar al crecimiento
económico, por lo que pide al sector privado que
realice el mismo esfuerzo.

– Obama abronca a Wall Street (Cinco Días –
30/1/09)

El presidente de EE UU dice que los bonus de unos18.400
millones de dólares (14.225 millones de euros) con los que
los banqueros se han recompensado la labor en 2008 son "el colmo
de la irresponsabilidad"

(Por Ana B. Nieto – Nueva York)

El interventor del estado de Nueva York hizo público
que según los datos de su departamento, la banca de Wall
Street ha concedido a sus empleados bonus por un valor estimado
de 18.400 millones como compensación a su trabajo en
2008. Aún siendo una cantidad un 44% más baja que
en 2007, es la sexta más alta en la historia y es similar
a la de 2004, un año muy distinto económicamente.
Según el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, la
palabra que Obama utilizó para describir la
situación fue "indignante".

Pero el presidente tenía más que añadir.
A última hora del día y tras una reunión con
su equipo económico Obama recibió a los medios para
reafirmar su confianza en la próxima puesta en marcha de
un estímulo económico y un plan para que vuelva
fluir el crédito. Aquello no fue más que un
preámbulo del rapapolvo.

Enérgico y sin andarse con más rodeos, Obama
dijo que los bonus le parecían "el colmo de la
irresponsabilidad. Una vergüenza". El presidente
recordó que en 2008 la mayoría de las entidades
estaban al borde del colapso y pidieron dinero a unos
contribuyentes que se han encontrado en la difícil
situación de prestar esa ayuda "para evitar que el sistema
se les cayera encima".

Aunque algunos responsables de banca ya han renunciado a sus
bonus y se han rebajado el sueldo, Obama dijo ayer que el
Gobierno "va a tener que hablar con la gente de Wall Street que
están pidiendo ayuda para que muestren control, disciplina y
algún sentido de la responsabilidad".

De acuerdo con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, los
americanos "entienden que estamos en un gran agujero y tenemos
que salir de él pero no les gusta la idea de que haya
gente que esté cavando un agujero aún más
grande cuando les estamos pidiendo que lo cierren".

La bronca de Obama coincide con la preparación por
parte del gobierno de una estrategia para
dinamizar el crédito algo que se concretará en una
nueva ronda de ayudas a la banca con los 350.000 millones de
dólares del TARP, el Plan de Henry Paulson de ayuda a las
entidades financieras. La profundidad de la crisis
económica y el aumento del paro
además de la gestión previa del TARP han hecho que
este plan sea cada vez más impopular. Los bonus no son
más que leña a este fuego.

"Habrá tiempo para tener beneficios y para tener bonus,
pero ese momento no es ahora", sentenció Obama quien
además añadió que el secretario del Tesoro
ha tenido que llamar la atención a una institución para que
no comprara un jet privado justo cuando estaban recibiendo dinero
del TARP. Se trata de Citigroup, un banco que negociaba la compra
de un avión de 50 millones de dólares cuando ha
sido uno de los mayores receptores de dinero público.
"Nosotros no deberíamos hacer esto porque ellos
deberían saber lo que tienen que hacer", explicó el
presidente

– Obama quiere "domar" a Wall Street (El Mundo –
1/2/09)

La regulación del nuevo presidente de EEUU
controlará la remuneración de las entidades
rescatadas.

(Por Pablo Pardo)

Wall Street ha logrado que Obama, no drama -como le llamaban
los asesores del presidente durante la campaña electoral
por su sangre
fría- pierda su eterna amabilidad. Ha bastado para ello
una cifra: 20.000 millones de dólares (15.200 millones de
euros). Es la cantidad que los banqueros de Wall Street se han
dado a sí mismos en concepto de bonus
en 2008. Y es la cantidad que ha hecho que el presidente de
Estados Unidos lanzara un rotundo "es vergonzoso" al valorarlo el
jueves por la noche, en una reunión con los medios de
comunicación en la Casa Blanca, acompañado del
secretario del Tesoro, Tim Geithner, y del vicepresidente, Joe
Biden.

Es una cifra espectacular. No sólo por su magnitud,
sino también porque el año pasado las empresas de
Wall Street perdieron 47.200 millones de dólares (36.000
millones de euros), según desveló el viernes el
alcalde de Nueva York (y ex empleado de Salomon Brothers, un
mítico broker que ahora es parte de Citigroup), Michael
Bloomberg. En otras palabras: la retribución variable de
Wall Street equivale al 47,2% de las pérdidas de los
bancos.

Con semejantes cifras, el argumento de que esa
remuneración es necesaria para que los bancos atraigan el
talento, queda por los suelos. No
sólo porque queda claro que no hay relación entre
resultados y salarios,
también porque los talentos de Wall Street se han hecho
multimillonarios mientras sepultaban al mundo en la mayor crisis
económica de las últimas siete décadas.
Obama censuró a las empresas financieras por
autoconcederse esas cantidades "en un momento en el que la mayor
parte de esas instituciones estaban al borde del colapso y
estaban pidiendo a los contribuyentes que les ayudaran a
sostenerse en pie". Y concluía: "Es el colmo de la
irresponsabilidad".

Fue un ataque "calculado y preciso", según The New York
Times. Y un mensaje directo a la comunidad
financiera de EEUU. Los banqueros deben "mostrar cierta
contención" dijo Obama. Pero, con el nuevo presidente y
con la arrolladora mayoría demócrata en el
Congreso, la contención les va a ser impuesta. Se
acabó el culto a la autorregulación que
siguió George W. Bush. Obama está a punto de
lanzarse a una drástica reforma de su sistema financiero.
Su plan es cerrar el proyecto antes
del 2 de abril, cuando viaje a Londres para tomar parte en la
cumbre del G-20 en la que deberán continuarse las
discusiones iniciadas en Washington el 20 de noviembre
para reformar el sistema financiero internacional.

La reforma de Obama tiene ya un borrador. Se llama Un marco
para la estabilidad financiera, y es un documento elaborado,
precisamente, por el presidente del Consejo Asesor para la
Recuperación de Obama y ex máximo responsable de la
Reserva Federal, Paul Volcker. El informe es un
documento de trabajo del G-30, un grupo de
expertos presidido por Volcker, y entre cuyos miembros
están Geithner, el Nobel de Economía Paul Krugman y
los españoles Jaime Caruana y Guillermo de la Dehesa. Si
se suman las propuestas de Volcker a las que la
Administración está filtrando, quedan claros los
ejes del plan de Obama para domar a Wall Street:

– Regulación de las agencias de calificación de
riesgos, para que sean independientes de sus clientes.

– Obligación de los hedge funds de registrarse en la
SEC (regulador de la Bolsa de EEUU). Hasta ahora, lo
decidían voluntariamente.

– Control de la remuneración de las empresas
financieras, al menos de las que recibieron ayuda
pública.

Supervisión de los derivados, en particular
de los credit default swaps, unos productos que
equivalen a seguros contra
suspensiones de pagos y que causaron parte de las turbulencias
del pasado otoño.

Es una agenda ambiciosa, pero ambigua. Por ejemplo, el G-30
propone la consolidación de las agencias reguladoras, algo
en lo que también trabajaba el Gobierno Bush, pero ahora
no está claro si Obama va a seguir por ese camino.
También queda en el aire, al menos
por ahora, la regulación de los fondos de capital riesgo.
Pero, dejando al margen los detalles, está claro que Obama
quiere meter en cintura a Wall Street.

La inversión más ruinosa posible no ha sido dar
el dinero a Bernard Madoff, sino inyectar capital público
en los bancos estadounidenses. Ese es el resultado del análisis llevado a cabo por el semanario
Time, al constatar la caída del valor de los 8 mayores
bancos del país, en los que el Estado ha invertido
directamente 165.000 millones de dólares (126.000 millones
de euros) desde noviembre. El resultado es que, en tasa
anualizada (es decir, proyectando los resultados actuales al
conjunto del año) el contribuyente ha obtenido una
rentabilidad
negativa del -1.096%. Esto se debe a que, pese al dinero
público (y a los más de 400.000 millones de
dólares de garantías del Estado sobre sus activos,
que no han sido incluidas en el cómputo de Time), las
acciones de esos bancos han seguido desplomándose.

Esas cifras son el mejor resumen de una situación
marcada por dos factores. Uno, la banca de EEUU está en
quiebra. Y dos, el programa de
rescate de las entidades no ha servido de mucho hasta la fecha.
Así que ahora la nueva Administración está
debatiendo nuevas medidas, que le van a costar muchísimo
más a los contribuyentes. Una de ellas es nacionalizar los
bancos, algo a lo que se opone Robert Rubin, que fue secretario
del Tesoro con Bill Clinton y es el mentor de todo el equipo
económico de Obama, menos Volcker. La otra, que en los
últimos días parece que ha ganado posibilidades, es
crear un banco malo que compre todos los activos tóxicos
de los bancos -es decir, los bonos que no pueden vender porque
nadie quiere- y así permita a las entidades sanear sus
balances.

El problema es que crear un banco malo tiene casi tantos
riesgos como nacionalizar las entidades. El más obvio, el
coste para el contribuyente. Los activos que el Tesoro
podría comprar ascienden a unos tres billones de euros, es
decir, el PIB de
Alemania y Francia
juntas. No sólo eso, lo más probable es que, aunque
al final la Administración logre vender todos esos
títulos, lo haga con unas pérdidas que
podrían rondar el billón de euros (es decir, el PIB
de España). Si esas cifras acaban
haciéndose realidad, acaso los contribuyentes de EEUU
recuerden con nostalgia la rentabilidad negativa del 1.096% de su
primer paquete de rescate.

> El nuevo gobierno

Tim Geithner: "La gente cree que el Plan Paulson ha hecho
mucho por las grandes entidades financieras y muy poco por el
pequeño negocio y las familias que sufren para llegar a
fin de mes".

> Los escándalos

15.200 millones de euros recibieron el año pasado los
ejecutivos de Wall Street en concepto de "bonus" según el
informe del fiscal de
cuentas del estado de Nueva York, Thomas DiNapoli.

1,2 millones de dólares se gastó el ex consejero
delegado de Merrill Lynch, John Thain, en reformar su
despacho.

– Obama limitará a 500.000 dólares el sueldo de
directivos de empresas rescatadas (Expansión –
4/2/09)

(Por G. Martínez. Nueva York)

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama anunciará
hoy una propuesta para reducir los sueldos de los primeros
ejecutivos de los bancos o las empresas que estén
rescatadas o participadas por el Gobierno.

Se espera que el texto fije una
remuneración máxima de 500.000 dólares, sin
retribución variable en efectivo y sin que puedan
recibirse privilegios a cargo de la compañía, como
el disfrute de aviones privados. El único ingreso extra
que podrían obtener sería el del dividendo
ordinario de las propias acciones de la entidad. Además,
los primeros ejecutivos deberán tener más en cuenta
la opinión de los accionistas sobre la
retribución.

Sin embargo, según informa el diario The New York Times
todavía no está claro cómo definirá
la ley el concepto de
empresa rescatada. Es decir, si el tope salarial
afectará solamente a aquellas compañías que
tengan que ser rescatadas de forma excepcional (tipo el banco de
inversión Bear Stearns o la aseguradora AIG), o a todas
las compañías que acepten dinero de los 800.000
millones de dólares del TARP (Programa de Rescate de
Activos Problemáticos, conocido como Plan Paulson).

Eso sí, el Gobierno impuso la congelación
salarial de los altos cargos. Está por ver si el Ejecutivo
cambiará de opinión en lo que respecta a las
compañías privadas. En los meses que han pasado
desde que se votó la iniciativa, se ha comprobado que la
crisis se agrava por momentos, y el Ejecutivo mantiene grandes
diferencias con la banca a cuenta de la falta de crédito
pese al plan de rescate.

Una iniciativa que ya puso en marcha Alemania. Berlín
decidió en octubre limitar el sueldo de los ejecutivos de
los bancos rescatados a 500.000 euros anuales. El mismo tope que,
según los diarios estadounidenses, anunciará hoy
Barack Obama.

– Retribuciones de escándalo (Expansión –
4/2/09)

(Por Y. Blanco / E. Calatrava)

. Desde que se implantó el sistema capitalista, la
avaricia ha perseguido a los gestores de las grandes
multinacionales, a los que se ha acusado de maximizar sus propios
ingresos, en
detrimento de los de la empresa y de
los accionistas a quienes representan, al margen de los principios
básicos del gobierno corporativo. Una imagen que
recuerda a la del Tío Gilito, el pato tacaño de
Walt Disney, que simbolizaba a un hombre de negocios cuya
afición era nadar entre monedas de oro.

Dar ejemplo

La actual coyuntura económica ha vuelto a cuestionar si
el sueldo de los superejecutivos está sobredimensionado y
si, en un caso como éste, los primeros espadas deben ser
los primeros en dar ejemplo, y ajustarse el cinturón de
sus ganancias en línea con las necesidades de la empresa y las
exigencias de los accionistas.

En el último año, algunos mostraron su
intención de renunciar a parte de su salario y
predicaron con el ejemplo. Otros malgastaron el dinero de sus
empresas, como los ejecutivos de la aseguradora AIG, que gastaron
más de 440.000 dólares (344.630 euros) en un lujoso
hotel de California después
de que el Ejecutivo estadounidense saliera al rescate de la
compañía; mientras que un tercer grupo sacó
partido a la situación y se aumentó el sueldo.

Citigroup, otra de las entidades financieras que ha recibido
fondos públicos, ha tenido que dar marcha atrás en
sus planes de adquirir un nuevo jet privado último modelo.
Y el consejero delegado saliente de Merrill Lynch, John Thain, ha
tenido que poner de su bolsillo los 1,2 millones de
dólares que empleó en reformar su despacho con
muebles de lujo, coincidiendo con la compra por Bank of America,
auspiciada desde el Gobierno para evitar su bancarrota. El propio
Thain ya había protagonizado un escándalo sonado,
al incrementar su salario de 83 millones de dólares, pese
a las pérdidas de 5.600 millones de dólares que
perdió el banco en un año.

Lamentablemente, el caso de Thain no ha sido un hecho aislado
en Wall Street. Otros ejecutivos de su banco, como su antecesor
Stean O"Neill, o Charles Prince, ex presidente de Citi -famoso
por su frase de triste recuerdo "mientras la música suene
tú tienes que bailar"- se han beneficiado de
paracaídas dorados, justo antes de bajarse de un
avión que caminaba directo a estrellarse.

De hecho, el debate sobre
unos incentivos
asimétricos y cortoplacistas que han metido a la banca
americana en el callejón sin salida en el que se encuentra
no ha hecho más que empezar. La presencia pública
en muchas entidades de ambos lados del Atlántico
está poniendo fin a esta orgía retributiva a pasos
agigantados.

Otros dos sectores que han situado sus salarios entre los
mayores de la historia, en plena vorágine de deuda barata
y abundante, han sido el capital riesgo y los hedge fund.
Sólo apostando a la baja en previsión de la crisis
subprime, se calcula que John Paulson, uno de estos ejecutivos,
pudo ganar más de 5.000 millones de dólares.

No en vano, el Congreso americano, les obligó a
él y a otros especuladores del parqué, como el
magnate húngaro George Soros, a declarar sobre su
actuación e influencia en la crisis financiera. De hecho,
los llamados osos de la bolsa (famosos por apostar a su
caída) están bajo la vigilancia de la
Administración Obama y se espera un cambio regulatorio en
ambos sectores, que cambie su fisonomía.

En las empresas no financieras, la tendencia fue similar,
aunque más moderada. Según un estudio de Associated
Press sobre las 500 compañías del índice
Standard & Poors, parecido fue el caso de Rick Wagoner, cuya
compañía, General Motors, anunciaba despidos de
74.000 empleados mientras él se subía el salario un
64%. No extraña que cuando él y otros ejecutivos
del motor fueran a
pedir ayudas públicas al Gobierno de EEUU, alegando que
están al borde de la bancarrota, Obama les pidiera al
menos que dejaran el jet privado aparcado la próxima vez y
cogieran un taxi.

Una gran polémica que no cesa

No es la primera vez que la polémica persigue a los
primeros ejecutivos por altas retribuciones. Michael Eisner
estuvo en el ojo del huracán durante su reinado en
Disney.

Aunque su sueldo base era de 750.000 dólares anuales,
el consejo acordó pagarle un bono anual según el
incremento de los beneficios por acción
de la compañía, a condición de que no ganara
más de 20 veces su salario y de que el beneficio por
título creciese un 7,5% anual. Un ejemplo en España
lo encarnó Juan Villalonga, que embarcó a
Telefónica en una carrera de adquisiciones, como las de
Lycos y Endemol, que tuvieron un efecto al alza en la
acción en pleno apogeo de la burbuja de Internet, pero que
finalmente se tornaron en castigo a medio plazo.

Otro de estos ejecutivos fue Jean Marie Messier, el consejero
delegado de Vivendi, que convirtió una empresa de
medio ambiente
en un gigante mediático y que terminó con los pies
en la calle. Eso sí, con una indemnización de 20
millones por despido.

– Obama se planta ante la banca con límites a
los sueldos (Expansión – 4/2/09)

(Por Gemma Martínez. Nueva York)

Wells Fargo se ha quedado sin viaje a Las Vegas. La entidad
financiera, la segunda mayor de EEUU por préstamos
hipotecarios, había programado una convención anual
para su división hipotecaria, de 12 días, en dos
hoteles de lujo de la capital del
juego (Wynn y Encore).

El banco, que compró a su rival Wachovia con fondos del
Gobierno y que está en pérdidas, ha cancelado el
viaje que iba a empezar mañana por la presión
que ha recibido de los políticos y de la opinión
pública.

La decisión de Wells Fargo, participado por Warren
Buffett, es un símbolo de que los tiempos han cambiado
para la banca estadounidense, sobre todo ahora que el país
tiene un nuevo presidente, Barack Obama. El demócrata
introdujo ayer nuevos límites a los sueldos de los altos
ejecutivos de los bancos y prohibió los gastos lujosos.
Estos requisitos, que no se aplicarán con retroactividad,
sólo serán de obligado cumplimiento, en principio,
para las instituciones que reciban ayudas extraordinarias por
parte del Gobierno.

Con este término, la Administración se refiere a
casos como el de la aseguradora AIG (que tuvo que ser rescatada
por el Tesoro haciéndose con la mayoría del
capital) o el de los bancos Citi y Bank of America, a los que el
Gobierno ha tenido que otorgar garantías para sus
activos.

Las entidades a las que el Tesoro sólo ha aportado
dinero (tomando participaciones minoritarias) no estarán
sujetas a la ley, aunque Obama quiere que asuman estas
prácticas de forma voluntaria, igual que el resto del
sector. "El éxito debe ser recompensado, pero no el
fracaso. No toleraré las grandes retribuciones en
épocas de crisis", indicó Obama.

Medio millón

Ningún alto ejecutivo de los bancos podrá cobrar
más de 500.000 dólares de retribución anual
y este importe no podrá incluir remuneración
variable alguna en metálico. Sí tendrá
derecho a recibir acciones, además de esos 500.000
dólares, pero no podrá venderlas mientras el Tesoro
está en el capital. Las opciones sobre acciones
estarán prohibidas.

Así, estos límites afectarían a Ken
Lewis, presidente de Bank of America, el primer banco del
país. En 2007 -último dato conocido-, cobró
un total de 24,8 millones, según Forbes. Este importe
incluyó un sueldo base de 1,5 millones. El resto fueron
acciones, opciones y otros incentivos. Ahora, sólo
cobraría 500.000 dólares, aunque recibiría
las acciones a las que tiene derecho como parte de su
retribución y que en 2007 se valoraron en 11,06 millones
de dólares. No podría venderlas.

Los expertos creen que es positivo que se establezcan
límites salariales a los ejecutivos de las entidades
rescatadas. "Así el Gobierno se asegura un vínculo
con los ejecutivos, que son responsables de gestionar el riesgo y
la solvencia de las entidades en dificultades", afirma Lucjan
Orlowski, profesor de la
escuela de
negocios John Welch.

Para Charles Geisst, profesor de Manhattan College y autor del
libro Cien
Años de Wall Street, los sueldos hasta ahora eran
"desproporcionados en un sector que genera unos beneficios
sobredimensionados". Gary Wolfram, de Hillsdale Collage, cree que
la opinión pública respalda a Obama."Pocos quieren
recompensar a los que dirigen empresas que han fallado",
señala.

El presidente confirmó que la semana que viene
explicará cómo piensa ejecutar el plan de rescate
para la banca que heredó de George W. Bush. Obama
está teniendo dificultades para sacar adelante en el
Senado su otro gran proyecto, el plan de estímulo, que
incluye medidas proteccionistas que el presidente ahora prefiere
suspender.

– Obama anuncia límites a los sueldos en las entidades
que reciban ayuda federal (The Wall Street Journal –
5/2/09)

(Por Laura Meckler, Valerie Bauerlein, Alex Roth y Paulo
Prada)

El presidente estadounidense, Barack Obama, propuso el
miércoles una serie de estrictos límites a las
remuneraciones de
los ejecutivos de las empresas que reciban "asistencia
excepcional" del gobierno. Las normas constituyen el intento de
la Casa Blanca para asegurarse de que las instituciones
financieras que reciban dinero del gobierno lo inviertan
responsablemente.

Las reacciones

Rusty Cloutier, presidente de MidSouth Bancorp Inc., un banco
de Louisiana, dijo que los límites a los salarios de los
ejecutivos "marcan el principio de un camino que podría
acabar mal". Ninguno de los ejecutivos del banco, que
recibió US$20 millones del Programa de Alivio de Activos
en Problemas (TARP por sus siglas en inglés), está cerca de ganar US$
500.000, insiste.

Sin embargo, Cloutier opina que el gobierno debería
tratar los fondos TARP como cualquier banco trata un
préstamo. Muchos bancos aceptaron estos fondos para
fortalecer su capital, no porque estuvieran en una
situación delicada. "¿Acaso les digo a mis clientes
que no recibirán el préstamo si se llevan a sus
esposas a pasar un fin de semana en Nueva York?",
preguntó. "No, nos aseguramos de que pueden devolvernos el
dinero y les extendemos un préstamo en función de
eso", aseveró el ejecutivo.

El anuncio de estas normas se produce en medio de un
sentimiento de hostilidad generalizado en contra de las
remuneraciones excesivas de los ejecutivos. Wells Fargo &
Co., por ejemplo, canceló apresuradamente el martes la
celebración de una conferencia de
empleados en Las Vegas después de que reguladores en
Washington criticaran los planes. Goldman Sachs Group Inc.
canceló una conferencia de fondos de cobertura en Miami,
explicándoles a sus clientes que podría haberle
causado problemas de imagen. Muchos de los grandes bancos, como
Bank of America Corp. y Wells Fargo no quisieron hacer
comentarios sobre el plan de Obama.

Sin embargo, no todos los ejecutivos bancarios están
escandalizados con la idea. El gobierno debe "tener autoridad para
limitar los excesos", dice Steve Foster, presidente de LCNB
Corp., un banco de Ohio.

En la Casa Blanca, el presidente estuvo acompañado por
el secretario del Departamento del Tesoro, Timothy Geithner, que
presentará nuevos detalles del nuevo paquete de rescate
financiero la semana que viene, una estrategia cuyo costo
superará con toda seguridad los US$ 350.000 millones que
quedan en el TARP.

Las normas más severas no sólo se aplican a las
firmas cuya situación es tan delicada que necesitan
cuantiosos fondos del gobierno, como American International Group
Inc. (AIG), Bank of America y Citigroup Inc.

El gobierno dijo que más ejecutivos de las firmas que
reciban "asistencia excepcional" estarán sometidos a las
normas existentes respecto a bonificaciones y jugosos paquetes de
indemnización. Bajo las reglas actuales, los cinco
ejecutivos de mayor rango están obligados a devolver sus
bonificaciones si más tarde surgen pruebas de que la
compañía cometió un error contable. Ahora,
estas normas serán aplicadas a los 25 ejecutivos
más prominentes.

Además, todos los bancos tendrán que seguir
normas más estrictas de transparencia, lo que
afectará sus gastos en temas como los servicios de
aviación, renovaciones de oficinas, capacitación, eventos e
indemnizaciones. Las normas no se aplicarán
retroactivamente a las compañías que ya han
recibido ayuda.

La intención del presidente es iniciar un esfuerzo a
largo plazo para instituir un "marco prudente" para la
compensación de los ejecutivos que promueva la
gestión de riesgo y el crecimiento a largo plazo a la vez
que evite futuras crisis financieras, dijo un funcionario del
gobierno.

– Sarkozy quiere restringir los bonus para los operadores
(Expansión – 6/2/09)

(Por Ben Hall, George Parker y Adrian Cox)

La presión política sobre las
compensaciones para los ejecutivos aumentó en Europa el
jueves después de que Nicolas Sarkozy, el presidente de
Francia, señalase que se impondrían restricciones a
los bonus de los operadores.

Sarkozy excluyó un límite para los principales
ejecutivos de las empresas que reciben ayuda estatal, exponiendo
que Francia necesitaba "a los mejores gestores" pero
aseguró que quería que se produjeran cambios en una
metodología de pagos que permitía a
los operadores asumir riesgos excesivos.

"Estoy más sorprendido por el sistema de bonus para los
operadores que por los pagos para los mandatarios de los bancos.
Eso es lo que tenemos que cambiar", declaró.

El movimiento se
produce un día después de que Barack Obama, el
presidente de EEUU, describiera el fondo de bonus de Wall Street
para 2008 -con un valor de 18.400 millones de dólares
(14.333 millones de euros)- como "vergonzoso" e impusiera
restricciones, incluido un límite para los pagos a los
ejecutivos de los bancos que soliciten un rescate del gobierno en
el futuro.

Sarkozy defendió su política
económica en una entrevista en
televisión con el objetivo de contrarrestar
la creciente hostilidad pública hacia el paquete
gubernamental de apoyo a los bancos, con un valor de 360.000
millones de euros, y el enfado por la falta de medidas de
estímulo que sostengan el consumo de los
hogares.

Entretanto, los bancos británicos fueron advertidos por
Lord Mandelson, el ministro británico de Negocios y
Empresas, de que corrían el riesgo de alimentar la ira
pública repartiendo bonus percibidos como
"exorbitantes".

El gobierno británico desea evitar hacerse cargo de la
política de remuneraciones de los bancos británicos
-incluidos RBS y Lloyds Banking Group, nacionalizados
parcialmente- pero ha anunciado límites en los pagos para
los ejecutivos y está presionando entre bastidores para
que se rebajen los bonus.

El gobierno francés ha endurecido progresivamente su
enfoque hacia los pagos en los bancos que reciben dinero
público. A cambio de un paquete de 10.500 millones de
euros de capital estatal en diciembre, les exigió que
refrenaran las indemnizaciones por despido y que sólo
ofreciesen opciones sobre acciones a la directiva si
también podían recibirlas el resto de empleados,
algo a lo que los bancos han accedido. Pero, a cambio de un
segundo paquete de 10.500 millones de euros el mes pasado,
Sarkozy obligó a los directivos a renunciar a los bonus de
2008, a diferencia de EEUU.

Hasta el momento, París ha evitado restricciones
más severas en los pagos por miedo a disuadir a los bancos
-que disfrutan, por lo general, de una posición más
sólida que sus rivales de EEUU, Reino Unido y Alemania- de
aceptar capital estatal. Sarkozy se ha esforzado para que los
bancos acudan, y garantizar así que no tienen excusas para
restringir el crédito a empresas y hogares. El gobierno
también ha insistido en que los fabricantes de coches
Renault y Peugeot-Citroën renuncien a los bonus a cambio de
ayuda.

En Francia y otros países, los reguladores europeos
tienen que debatirse entre retener a los banqueros con talento de
las instituciones a las que están apoyando y disuadirles
de asumir riesgos, o recompensar a aquellos que generan
pérdidas. Se espera ya que los pagos de bonus para el
pasado año caigan un 50% a consecuencia de las provisiones
por valor de miles de millones de dólares y la
caída del mercado.

"La nacionalización es una cosa pero los gobiernos no
desean que estas instituciones quiebren por completo, y lo
harán a menos que cuenten con el talento suficiente para
cambiar las tornas", explicó Paul Griffin, abogado de
Norton Rose. "Está haciendo grandes gestos pero, en
realidad, habla de un pequeño cuadro de empleados".

Entre las ideas que están meditando los reguladores
europeos se incluye un movimiento para escalonar los pagos de
bonus durante varios años al tiempo que reducen el
porcentaje que se paga en líquido -e incluso recuperan los
bonus para los banqueros cuyas operaciones acabaron generando
pérdidas-.

Alemania impuso un límite salarial para los bancos que
solicitasen capital estatal cuando creó un fondo de
rescate bancario por valor de 500.000 millones de euros en
octubre.

La Comisión Europea está trabajando en el tema
de las remuneraciones para los ejecutivos de servicios
financieros.

(The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved)

– Estudiarán a bancos británicos (BBCMundo –
8/2/09)

En vista del creciente interés mundial sobre qué
papel jugaron los bancos en la actual crisis económica, el
Tesoro de Gran Bretaña lanzará un estudio
independiente para examinar cómo se administran esas
instituciones financieras y cómo se les paga a sus
ejecutivos.

Uno de los temas clave del estudio será hasta
qué punto los incentivos monetarios animan a los banqueros
a tomar riesgos.

El ministro de Finanzas, Alistair Darling, dijo entender el
malestar del público por los excesos de las bonificaciones
de los bancos y advirtió que sus directores
deberían actuar responsablemente.

Los bancos británicos, muchos de los cuales recibieron
grandes sumas de dinero de los contribuyentes, están a
punto de anunciar el nivel de bonificaciones que
distribuirán entre sus empleados.

Se informa que uno de estos, el Banco Real de Escocia (RBS,
por sus siglas en inglés), prepara un pago de unos US$
1.500 millones en bonificaciones apenas meses después de
recibir un enorme paquete de ayuda de las arcas
públicas.

El RBS confirmó que estaba en conversaciones con el
gobierno sobre las bonificaciones, aunque no dio detalles sobre
las cifras.

Añadió que tenía obligaciones
contractuales con muchos de sus ejecutivos pero que, al mismo
tiempo, intentaba hacer lo correcto.

Siguiendo el ejemplo

John McFall, parlamentario laborista y presidente de la
Comisión del Tesoro de la Cámara de los Comunes,
recibió la medida con beneplácito.

"Hay algunas personas en el sector financiero que creen que
pueden mantener un bajo perfil por unos años y reanudar
las prácticas de antaño. Creo que hemos tenido una
experiencia tan catártica que no se puede volver al
estándar del pasado", afirmó.

El corresponsal de asuntos económicos de la BBC, Joe
Lynam, dice que la medida del Tesoro británico sucede
después de que el presidente de Estados Unidos Barack
Obama ordenara establecer un límite a los salarios
ejecutivos de las empresas que recibieron ayuda del gobierno.

Por otra parte, en Francia las grandes instituciones
financieras y las autoridades bancarias elaboran un código
de ética que limitará las bonificaciones de los
corredores de bolsa.

– Los bonus de los banqueros, en el disparadero
(Expansión – 9/2/09)

(Por Juan Javier Andrés)

Los suculentos sueldos variables de
los ejecutivos ya son historia tras recibir una lluvia de
críticas. La banca mundial, que ha recibido dinero de los
estados, se ve obligada a recortar esta parte de la
remuneración de sus directivos.

John Thain, máximo responsable de Merrill Lynch,
sugirió a finales del año pasado cobrar un bonus de
diez millones de dólares (7,57 millones de euros),
aduciendo que logró la supervivencia del banco de
inversión con su venta a Bank of
America.

Semejante petición provocó una agria
polémica en la que incluso intervino el fiscal general de
Nueva York, Andrew Cuomo. Este cargo vino a decir que dicha
remuneración estaba injustificada, teniendo en cuenta que
hasta entonces el banco llevaba perdidos hasta septiembre 11.768
millones de dólares. Thain dio su brazo a torcer y Merrill
Lynch eliminó el bonus de sus altos ejecutivos. No ha sido
una excepción.

Más de una quincena de grandes bancos, entre los que
figuran Citi, UBS, Bank of America y Royal Bank of Scotland, han
seguido esta tendencia después de un convulso ejercicio
para la banca mundial en el que sus resultados y sus acciones han
caído en picado, han declarado pérdidas superiores
a un billón de dólares (763.000 millones de euros)
por activos tóxicos y, en muchos casos, han necesitado el
dinero público para evitar la quiebra.

Iniciativa

Los gobiernos están tomando la iniciativa para limitar
estas prácticas que, por ejemplo, durante los
últimos cinco años, llegaron a poner 3.000 millones
de dólares en bonus en manos de los principales ejecutivos
de las entonces cinco grandes firmas de Wall Street (Goldman
Sachs, Morgan Stanley, Bank of America, Bear Stearns y Lehman
Brothers).

La administración de Barack Obama ha establecido que
ningún alto ejecutivo de las entidades rescatadas por el
Estado podrá cobrar más de 500.000 dólares
(390.600 euros) al año y este importe no podrá
incluir remuneración variable alguna en metálico.
"Es necesario que Wall Street se imponga moderación,
disciplina y responsabilidad", dijo el presidente
estadounidense.

La eliminación de la remuneración variable para
los principales ejecutivos de los bancos es otra de las grandes
consecuencias de la crisis. Aunque en 2007 ya hubo algunos
bancos, como Morgan Stanley o Société
Générale, que optaron por esta vía tras
registrar fuertes pérdidas o descenso de los beneficios,
la tendencia se ha agudizado durante el año pasado 2008.
Más de quince bancos dejarán de dar esta
retribución, lo que afectará a más de un
centenar de ejecutivos, entre los que están Vikram Pandit,
consejero delegado de Citi; Lloyd Blankfein, máximo
responsable de Goldman Sachs; Josef Ackermann, su homólogo
de Deutsche Bank, y John Varley, primer ejecutivo de Barclays,
entre otros.

En conjunto, estas entidades desembolsaron más de 600
millones de euros a sus principales ejecutivos en 2007,
según sus memorias
anuales. Por ejemplo, Blankfein se embolsó 26,98 millones
de dólares (21 millones de euros) en 2007, y Thain, de
Merrill Lynch, obtuvo 15 millones de dólares (11,71
millones de euros).

A la mitad

Además, el bonus del resto de banqueros se verá
reducido en, al menos, la mitad, según algunas
estimaciones. Credit Suisse, segundo banco suizo, reducirá
esta parte del sueldo en un 55% para estos ejecutivos. En el caso
de Deutsche Bank, mayor entidad bancaria de Alemania, el recorte
podría rondar, de media, un 60%, según Bloomberg,
después de que haya presentado sus mayores pérdidas
desde la Segunda Guerra
Mundial, 3.900 millones de euros. Para los banqueros de UBS,
mayor banco suizo y una de las entidades europeas más
golpeadas por la crisis, la disminución podría
alcanzar el 80%.

Además, Santander y BBVA han recortado también
la retribución variable de sus principales ejecutivos.

Salvo excepciones, los grandes bancos mundiales están
registrando caídas de beneficios e incluso
pérdidas, un argumento para eliminar esta parte del
sueldo. UBS, el banco europeo más golpeado por la crisis,
no dará el bonus a su presidente y los doce miembros de su
comité ejecutivo en un año en el que
previsiblemente registró abultados números rojos
-entre enero y septiembre, perdió más de 7.800
millones de euros-.

A esto se suman las condiciones que han impuesto los
Estados para inyectar capital en los bancos. Una es la
eliminación del bonus. Así ha pasado, por ejemplo,
con los bancos británicos RBS, Lloyds TSB y HBOS, el
holandés ING o el alemán Commerzbank. "No
habrá recompensas por el fracaso, no habrá bonus en
metálico este año para sus consejos de
administración", dijo Gordon Brown, primer ministro
británico.

Ahora, la banca trata de hacer cambios. Credit Suisse ha
lanzado un sistema de remuneración variable para sus 2.000
banqueros de inversión ligado a la evolución de los activos tóxicos.
UBS ha fijado que los bonus de los directivos se bloqueen
durante, al menos, tres años, antes de ser pagados, y
sólo los recibirán si los resultados están
garantizados.

– El límite salarial no frenará a los ejecutivos
de Wall Street (The Wall Street Journal – 11/2/09)

(Por Jason Zweig)

De todos los decretos que salen continuamente de Washington,
sólo hay uno que siempre funciona: la ley de las
consecuencias involuntarias.

La semana pasada, el gobierno de Obama impuso un tope de US$
500.000 en la remuneración en efectivo para los ejecutivos
financieros cuyas firmas reciban ayuda federal. Eso puso el sello
oficial estadounidense en la indignación del
público.

En 2008, Wall Street perdió más de US$ 35.000
millones y desató billones (millones de millones)
más en pérdidas en todo el mundo, pero se
recompensó con US$ 18.400 millones en bonos en efectivo.
Esto va contra el sentido común que dicta que los buenos
resultados, no los malos, deberían ser recompensados. La
mayoría de los dueños de perros son lo
suficientemente sensatos como para no darle a Fido un premio
después de haber mordido el dedo de una persona.

Desafortunadamente, aunque esta medida castiga con justicia a los
tontos de ayer, podría crear sin proponérselo a los
culpables de mañana. El Departamento del Tesoro dijo que
el tope de salarios busca "asegurarse que la compensación
de los altos ejecutivos en la comunidad financiera esté
estrechamente ligada no sólo con los intereses de los
accionistas… sino con los de los contribuyentes que proveen
asistencia a esas compañías".

Ojalá fuera así de sencillo. "La búsqueda
de formas de saltarse esto", dice un experto en
compensación en Wall Street, "comenzó minutos
después del anuncio".

De partida, los límites parecen aplicarse
únicamente a "altos ejecutivos" como el presidente
ejecutivo, el director financiero y demás, y no a muchas
de las personas que pueden ganar los salarios más jugosos
de Wall Street, como los corredores, gestores de fondos de
cobertura y los científicos locos que se inventaron todos
esos derivados que casi destruyen al sistema financiero mundial.
Dejar la compensación de esta gente intacta mientras se
reducen los pagos de quienes deben supervisar no va a hacer que
el mundo de las inversiones sea más seguro.

La tercerización es otra forma de eludir el tope de las
compensaciones. En 2003 y 2004, los gerentes de la gigantesca
dotación de la Universidad de
Harvard fueron duramente criticados por ganar más de US$
35 millones por cabeza. Pronto dejaron sus cargos para fundar sus
propias firmas, las cuales fueron rápidamente contratadas
por la dotación y recibieron como pago un porcentaje de
los activos gestionados en vez de efectivo y bonos. Esa nueva
forma de pago frenó en seco las críticas, aunque es
improbable que los gestores hayan ganado menos. Tampoco
disminuyó el riesgo. Una de las firmas que nacieron a
partir de este episodio, Sowood Capital de Jeff Larson,
colapsó en 2007, endosándole una pérdida a
Harvard de US$ 350 millones.

Las firmas de Wall Street podrían fácilmente
seguir el ejemplo de Harvard, escindiendo una operación de
corretaje o colocación en bolsa como una nueva
compañía y reteniendo una participación
controladora a cambio de una parte de las ganancias y las
pérdidas. Los directivos de la nueva firma ya no
enfrentarían límites en su compensación,
pero el capital de los accionistas en la firma original,
incluyendo el aporte de los contribuyentes, podría correr
aún más riesgos que antes.

Finalmente, el nuevo grupo de reglas del Departamento del
Tesoro permiten que los "altos ejecutivos" de Wall Street reciban
incentivos en la forma de acciones preferentes que no pueden ser
cobradas hasta que los contribuyentes recuperen su dinero. Sin
embargo, no hay una regla en contra de cobrarlo todo en ese
momento.

Por lo tanto, los gestores pueden verse tentados a asumir
mayores riesgos con la esperanza de acelerar su pago en acciones
preferentes. Si fracasan, el Tío Sam se tendrá que
tragar las pérdidas. "Es la opción clásica
de los corredores", dice George Wilbanks, director gerente de la
firma de reclutamiento
de ejecutivos Russell Reynolds Associates: "cara, yo gano. Sello,
usted pierde". Agrega que "ese es mi mayor temor. Que la gente no
mida las consecuencias para llegar a esa meta".

La psicóloga Elke Weber, de la
Universidad de Columbia, tiene una perspectiva diferente. Ella no
cree que los gerentes serán irresponsables ahora para
acelerar su pago en acciones preferentes, pero ese riesgo
podría crecer rápidamente a medida que las firmas
se acercan al punto en el que se puedan quitar al Tío Sam
de encima.

El fiasco financiero es una gran consecuencia involuntaria. La
transformación de activos en valores supuestamente
debía repartir el riesgo a personas dispuestas a
manejarlo, pero a cambio terminó concentrándose en
manos de gente que no lo entendía.

Wall Street implosionó en gran medida debido a que los
internos, los corredores estrella y los genios locos, se
apoderaron del manicomio. Pagarle menos a los guardias, no
conseguirá que los internos vuelvan a sus celdas.

– Merkel critica las bonificaciones millonarias de los
ejecutivos bancarios (El Confidencial – 14/2/09)

La canciller alemana, Angela Merkel, y varios miembros de su
gobierno han criticado con suma dureza el previsto pago de
bonificaciones millonarias correspondientes al año 2008 a
altos ejecutivos bancarios, en medio de la crisis financiera y
económica mundial. "Resulta incomprensible que los bancos,
a los que el estado ha tenido que ayudar, paguen en muchos casos
enormes bonificaciones", afirma Merkel en una entrevista que el
semanario alemán Der Spiegel ha adelantado hoy y
publicará en su próxima edición
del lunes.

La jefa del gobierno alemán advierte de que este tema
será abordado por los asistentes a la cumbre del G20 en
Londres a principios de abril. "El sistema de bonificaciones debe
ser clarificado a nivel internacional y estar ligado directamente
al éxito de los bancos", afirma la canciller. A las
críticas se suma en el mismo semanario el ministro
alemán de Exteriores, Frank Walter Steinmeier, quien
declara que "la pérdida de la realidad y el cinismo de
algunos directivos me conmocionan una y otra vez. Los altos
directivos deben ser ejemplares, en los buenos y en los malos
tiempos".

Por su parte, el titular de Interior, Wolfgang Schäuble,
señala en la revista que el
bien común vive también de la moderación del
individuo y
que "esos excesos son expresión de una pérdida de
la realidad y amenazan el consenso básico de esta sociedad". La
ministra alemana de Justicia, Brigitte Zypries, expresa su
sorpresa en Der Spiegel por el hecho "de que las bonificaciones
formen prácticamente parte del salario fijo y se paguen
incluso cuando la empresa está al borde del precipicio". Y
el responsable de la cartera de Trabajo, Olaf Scholz, declara su
absoluta incomprensión hacia esa práctica, ya que
"donde los trabajadores ven recortada su semana laboral y
renuncian a salario no se pueden pagar bonificaciones
alegremente".

Finalmente, la ministra alemana de Agricultura y
Consumo, Ilse Aigner, considera que el pago de dichas
bonificaciones ha sido uno de los detonantes de la crisis y
afirma que "cuando los clientes bancarios deben asumir
pérdidas no se puede premiar a los responsables de las
mismas".

– Codicia en Wall Street (Expansión –
14/2/09)

(Por John de Zuleta)

¿Recuerdan la profética película de 1987
Wall Street? El protagonista, Gordon Gekko, interpretado por
Michael Douglas, proclama su famoso aserto: "La codicia es buena,
la codicia está bien, la codicia funciona, la codicia
clarifica, la codicia salvará a Estados Unidos".

Aparentemente, muchos actores de Wall Street estaban de
acuerdo. De lo contrario, ¿cómo se puede explicar
la comercialización y venta de las hipotecas
subprime, los abultados bonus de final de año o el
derroche en el gasto?

El ascenso y caída de John Thain es ilustrativo. De ser
el líder
de Goldman Sachs a pasar a dirigir la Bolsa de Nueva York y
tratar de ser el salvador de
Merrill Lynch. Su reciente despido después de que la
empresa perdiera 15.000 millones de dólares (11.600
millones de euros) en el último trimestre de 2008, subraya
las subidas y las últimas bajadas de Wall Street.

¿Cómo será recordado John Thain? Como el
alto ejecutivo que, tras incorporarse a una institución
con problemas financieros, hizo que redecoraran su despacho por
la friolera de 1,2 millones de dólares (930.000 euros),
incluida una alfombra oriental de 80.000 dólares (62.000
euros). ¿Y cómo acaba la historia de Merrill Lynch?
En una urgente venta a Bank of America que todavía se
tambalea como consecuencia de los activos tóxicos que
envenenaron su adquisición. Al menos están
aún con vida y no cayeron en las garras de JPMorganChase,
como Bear Stearns, ni desaparecieron bajo las aguas como Lehman
Brothers.

La batuta de Washington

Wall Street ya no es lo que era. Puede que sea el epicentro de
la deteriorada economía norteamericana, pero el poder se
ha mudado a Washington. Los bancos ahora dependen de la ayuda del
Gobierno y la gente espera a ver si el plan de estímulo de
Obama hace que la recesión no termine en depresión.
Los optimistas aún creen posible que los negocios puedan
recuperarse en la segunda mitad de este año, pero las
reglas del compromiso han cambiado.

Washington lleva la batuta. Cuando Citigroup propuso comprar
un nuevo jet corporativo, un Dassault 7X, por 33 millones de
euros, el Gobierno dijo que se olvidaran. Hacía tan solo
unas semanas que los líderes de las tres grandes
compañías de automóviles tuvieron que ir en
coche desde Detroit hasta Washington, pues su anterior visita en
un jet corporativo fue un escándalo a ojos del Senado.

Austeridad es el nuevo mantra. Como dijo Obama, si admiras las
pinturas de Picasso, no
tienes por qué colgarlas en la pared de tu salón;
simplemente, vete a un museo a verlas. Los excesos más
simbólicos de la última década, jets
corporativos y yates gigantes, están ahora a la venta a
precio de ganga.

Europa en boga

Después de que hace años se le descartara como
el Viejo Continente, Europa y su amable capitalismo
ahora están en boga. Los países europeos tienen
cobertura médica total, respaldo espléndido para el
desempleo,
generosos despidos, estudios universitarios gratis y ayudas del
Gobierno más directas para las empresas con problemas.

Los últimos resultados de algunos bancos muestran una
morosidad que crece con rapidez, pero no hay activos
tóxicos en su balance y las reservas anticíclicas,
denominadas genéricas, han provisto a los bancos de un
buen colchón para mantener su solvencia en tiempos
difíciles. Por el contrario, en Estados Unidos, los
reguladores han fracasado ya que, en este caso, la
autoregulación no armonizaba con la innovación financiera.

Y la SEC (versión norteamericana de la CNMV) y las
agencias de rating han estado dormidos. La avaricia de los
Gekkos, al final, no ha salvado a Estados Unidos; más bien
al contrario, ha estado hundiendo a Wall Street.

– Ley de estímulo incluye cláusulas más
estrictas sobre compensación a ejecutivos (The Wall Street
Journal) – 15/2/09)

(Por Deborah Solomon y Mark Maremont)

El gigantesco paquete de estímulo que el Congreso de
Estados Unidos aprobó el viernes incluye una
adición de último minuto que restringe las
bonificaciones para los empleados con mayores sueldos en las
firmas que reciben dinero estatal, incluyendo aquella que ya lo
recibieron, mucho más severo que los límites
previos impuestos por el
gobierno de Obama.

La restricción más estricta prohíbe que
cualquier compañía que reciba fondos pague a sus
empleados que más devengan bonos equivalentes a más
de un tercio de su compensación total anual. Eso
podría reducir severamente los paquetes de
compensación en los grandes bancos, en donde los
principales funcionarios usualmente reciben salarios modestos,
pero grandes bonificaciones.

A medida que se supo el viernes sobre el nuevo límite,
insertado en la ley por el senador demócrata Christopher
Dodd, aumentó la consternación en Wall Street y en
el gobierno de Obama, el cual se opuso a ella.

Al gobierno le preocupa que esta medida genere una ola de
bancos que devuelvan el dinero del gobierno y descarten ayuda
futura, minando la efectividad del programa de ayuda. Tanto el
secretario del Tesoro, Timothy Geithner y Lawrence Summers, quien
dirige el Consejo Económico Nacional llamaron a Dodd para
que reconsiderara su posición, dijeron fuentes al
tanto.

En contraste a los límites a la compensación de
ejecutivos anunciadas recientemente por la Casa Blanca, las del
proyecto de estímulo, el cual será firmado y
convertido en ley por el presidente Obama, no aplica sólo
a los altos ejecutivos, sino que podría tocar a los
corredores y directores de departamento. Las reglas se aplican a
cualquier compañía que haya recibido ayuda bajo los
programas de
rescate desde que estos comenzaron en octubre.

El número de los empleados afectados se incrementa en
una escala descendiente, dependiendo de cuánto dinero
federal reciba la firma. Más de 350 bancos han recibido
fondos del gobierno. Además, el gobierno le ha dado ayuda
a la aseguradora American International Group Inc., a las
automotrices General Motors Corp. y Chrysler LLC, y a Citigroup
Inc. y Bank of America Corp.

En su conversación con Dodd, Geithner y Summers
también expresaron su preocupación por otra
cláusula que insertó que permite que los bancos y
otros que han recibido dinero paguen sus préstamos de
manera más sencilla. La cláusula estipula que los
bancos ya no tendrán que recaudar nuevo capital privado
para reemplazar los fondos del gobierno y así pagar su
deuda. Algunos funcionarios del gobierno temen que el resultado
sea que los bancos pierdan sus amortiguaciones de capital y por
lo tanto sean más reacios a prestar.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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